Para algunas estrellas, su último acto es una exhalación final de gases, que llamamos nebulosa planetaria. Mientras que el último aliento de un ser vivo es seguido de cerca por la muerte, una estrella puede continuar brillando. Y ese brillo ilumina la exhalación final de gases como un velo cósmico y diáfano.
Los astrónomos han capturado una de estas nebulosas planetarias en esta impresionante imagen. Esta exhalación estelar brillantemente iluminada durará solo 10,000 años, un breve momento en términos astronómicos. A medida que el último aliento se expande y se aleja de la estrella que lo exhala, se volverá difuso y ya no será visible. Todo lo que quedará es el pequeño e intensamente caliente remanente de la estrella que lo generó.
Los astrónomos del Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) capturaron esta imagen de la nebulosa planetaria ESO 577-24 como parte del Programa de Gemas Cósmicas de ESO. Ese programa produce imágenes de objetos que son interesantes, visualmente impresionantes o intrigantes, como parte de sus esfuerzos de divulgación pública.
Antes de que esta estrella tomara su último aliento, era un gigante rojo, un gran tipo de estrella que ha agotado el hidrógeno en su núcleo. Finalmente, la fusión se trasladó a la vasta capa de gas en expansión que rodea el núcleo. La estrella se expandió, y cuando la capa exterior se enfrió, se atenuó a un brillo rojizo anaranjado.
Esta estrella pasó cerca de mil millones de años como un gigante rojo, y una vez que terminó esa fase de su vida, arrojó sus capas externas en una última exhalación, que los astrónomos llaman un viento estelar. Luego se convierte en una enana blanca. La imagen en la parte superior captura la estrella cuando arroja sus capas externas, formando una nebulosa planetaria y dejando una enana blanca.
La nebulosa planetaria es un nombre inapropiado de la historia. En los primeros días de la astronomía, cuando los telescopios no eran tan potentes como hoy, estas capas de gas en expansión se asemejaban a los planetas. Ahora sabemos que no tienen nada que ver con los planetas, y todo que ver con las estrellas, pero el nombre se ha quedado.
En cuanto a la estrella en el centro de la imagen, su destino está sellado. Toda fusión ha cesado, y la única energía que escapa es térmica. Una enana blanca también se llama enana degenerada, porque ya casi no es una estrella. Se ha degenerado en un remanente estelar. Pasará una eternidad como un objeto extremadamente denso, con tanta masa como nuestro Sol, pero ocupando solo tanto espacio como la Tierra.
La capa de gas en expansión tiene un destino diferente. Nadie puede decir exactamente cuándo, pero en algún momento en el futuro, el gas será barrido en la formación de otro sistema solar. Parte de ella formará parte de una estrella, o tal vez un par de estrellas binarias, en ese futuro lejano. Algunos de ellos pueden formarse en planetas.
También existe una posibilidad infinitamente pequeña de que parte de ella se convierta en parte de un ser vivo. Imagina eso.